Abolishing America's National Monuments
Dear Friend:
This is Congresswoman Nellie Pou writing to you about a new serious threat to America's national lands. On May 27, the Trump Justice Department issued a legal opinion claiming that the President is allowed to abolish any of America’s national monuments. This is an outrage.
Under the Antiquities Act, signed into law by Theodore Roosevelt, Presidents can declare national monuments of public lands in the United States. The law was created to protect forever some of the most stunning spots in the world. In total, 18 American Presidents – 9 Democrats and 9 Republicans – have declared national monuments.
There are now 138 American national monuments, which include northern Grand Canyon in Arizona, Devil’s Tower in Wyoming, the Giant Sequoias in California, Mount St. Helen’s in Washington State, Katahdin Woods in Maine, Little Bighorn Battlefield in Montana, and the Statue of Liberty here in New Jersey waters.
The Justice Department’s recent legal opinion, written by a Trump political appointee, overturns a longstanding precedent protecting America’s national monuments going back nearly a century. If allowed to stand, this opinion would permit any President, including President Trump, to revoke or abolish the existence of any of these national monuments and sell off any of them to private interests.
Want to see the famous Redwoods of Muir Woods in California toppled by loggers, oil drilling polluting the waters around San Juan Islands in Washington State, or a fast food franchise on Liberty Island selling burgers in front of Lady Liberty? Giving the President the power to abolish national monuments makes them a scary possibility.
President Trump's policies have already shown hostility to public lands. In his first term, one of Trump's measures tried to shrink national monuments in Utah, the first such action in over 50 years. And this spring, the Washington Post reported that Trump’s Interior Department is studying how to scale back at least six national monuments to create new opportunities for oil drilling and mining on what are now protected public lands.
While I support energy exploration, I oppose abolishing any national monuments, particularly to hand them over to private hands. Once these natural treasures are exploited, the damage to them cannot be reversed.
America’s national monuments belong to you, your children, and your grandchildren. For generations, their protection under the law has guaranteed that these lands would remain forever free and forever protected. I want to keep it that way.
Sincerely,
Nellie Pou
Member of Congress
Estimado amigo:
Le escribe la congresista Nellie Pou para informarle sobre una nueva y grave amenaza a las tierras nacionales de los Estados Unidos. El pasado 27 de mayo, el Departamento de Justicia bajo la administración Trump emitió una opinión legal en la que afirma que el Presidente tiene la autoridad para eliminar cualquier monumento nacional del país. Esta medida es inaceptable.
Según la Ley de Antigüedades, promulgada por Theodore Roosevelt, los presidentes tienen la facultad de declarar como monumentos nacionales ciertas tierras públicas de los Estados Unidos. Esta ley fue creada para proteger, de manera permanente, algunos de los paisajes más asombrosos del mundo. En total, 18 presidentes estadounidenses —9 demócratas y 9 republicanos— han hecho uso de esta autoridad para declarar monumentos nacionales.
Hoy en día, existen 138 monumentos nacionales en Estados Unidos, entre ellos: el norte del Gran Cañón en Arizona, la Torre del Diablo en Wyoming, las Secuoyas Gigantes en California, el Monte St. Helens en el estado de Washington, los bosques de Katahdin en Maine, el campo de batalla de Little Bighorn en Montana, y la Estatua de la Libertad, ubicada en aguas de Nueva Jersey.
La reciente opinión legal del Departamento de Justicia —escrita por un funcionario designado políticamente por Trump— revoca un precedente histórico que ha protegido nuestros monumentos nacionales por casi un siglo. Si se permite que esta opinión prevalezca, cualquier presidente —incluido el presidente Trump— podría eliminar la existencia de estos monumentos y venderlos a intereses privados.
¿Se imagina ver los famosos Redwoods de Muir Woods en California talados por madereras, plataformas petroleras contaminando las aguas de las islas San Juan en el estado de Washington, o una cadena de comida rápida vendiendo hamburguesas frente a la Estatua de la Libertad? Otorgar al Presidente el poder de eliminar monumentos nacionales haría que estas pesadillas fueran posibles.
Las políticas del presidente Trump ya han demostrado hostilidad hacia las tierras públicas. Durante su primer mandato, intentó reducir el tamaño de varios monumentos nacionales en Utah, algo que no había ocurrido en más de 50 años. Además, este año, The Washington Post informó que el Departamento del Interior bajo Trump está evaluando reducir al menos seis monumentos nacionales para abrir paso a la extracción de petróleo y minería en tierras que hoy están protegidas.
Si bien apoyo la exploración energética responsable, me opongo firmemente a la eliminación de cualquier monumento nacional, especialmente si es para entregarlos a intereses privados. Una vez que se dañan estos tesoros naturales, el daño es irreversible.
Los monumentos nacionales de Estados Unidos le pertenecen a usted, a sus hijos y a sus nietos. Su protección legal ha garantizado, por generaciones, que estas tierras permanezcan libres y protegidas para siempre. Y así quiero que siga siendo.
Con todo respeto,
Nellie Pou
Miembro del Congreso de los Estados Unidos